¿Sabes cuántos recursos y energía consume y emisiones genera una ciudad? Y ¿Por qué debería importarnos?
En la actualidad las ciudades abarcan solo el 3% de la superficie terrestre, concentran más del 50% de la población en áreas urbanas y, según las proyecciones de la ONU, se espera que el 70% habite en estos centros al 2050. Como sistemas abiertos e interconectados, dependen y consumen grandes flujos de materiales, agua y energía -como entrada- para distintos procesos. También generan flujos de residuos y emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) -de salida- como producto de su metabolismo urbano.
Las ciudades demandan el 60% de los recursos del planeta, consumen entre el 60% y el 80% de la energía (Naciones Unidas) y generan aproximadamente el 70% de las emisiones de GEI producidas a lo largo de las cadenas de suministro de los diversos sectores que las componen y principalmente por el uso de combustibles fósiles.
En el mundo, la concentración poblacional y crecimiento de las ciudades conlleva un aumento de la demanda por bienes y servicios, presentando grandes desafíos para las cadenas de suministro de energía y alimentos, la gestión de residuos y los sistemas constructivos. La pandemia de COVID-19, que surgió en diciembre de 2019 y se extendió rápidamente por el mundo, evidenció tales desafíos, exacerbó las desigualdades subyacentes y alteró la vida en las ciudades, comprometiendo el tejido social, la salud pública y la economía, especialmente en las comunidades más vulnerables. El impacto de la crisis climática y la fragilidad que constató esta pandemia obliga a repensar la forma de desarrollo y adaptación.
Las ciudades, como espacios de desarrollo que convocan a gran parte de la población mundial, tienen la oportunidad de guiar y modificar el modelo urbano actual, alcanzar la sostenibilidad y convertir los espacios de la ciudad en zonas más habitables y resilientes. En este escenario, la implementación de leyes y políticas públicas con mirada de largo plazo, una gobernanza abierta y colaborativa y el desarrollo de modelos de negocio innovadores en conjunto con todos los stakeholders –mundo público-privado, academia, ONGs y comunidades– son elementos necesarios y habilitantes para transitar hacia un nuevo modelo de ciudad, una ciudad circular.
La economía circular cobra cada vez más fuerza en las ciudades del mundo las que están integrando sus principios y modelos de negocio para avanzar hacia un desarrollo sostenible.