“En esa época viví la primera transformación importante en mi trabajo. Pasé de trabajar en ingeniería para la construcción a dedicarme principalmente a actividades de soporte técnico para plantas en operación, trabajando de la mano con mis compañeros de Technical Support (TS)”
Ello hasta que hacia el inicio del 2020, Pablo recibió una propuesta que cambiaría su vida laboral para siempre: trabajar en el desarrollo del hidrógeno verde en Chile.
Grandes desafíos
Trabajando colaborativamente, Enel Green Power Chile, junto a HIF y otras empresas, hicieron historia en Chile al inaugurar en diciembre de 2022 el proyecto piloto “Haru Oni”, la primera planta en producir hidrógeno verde a escala industrial en el país. El proyecto está ubicado en Cabo Negro, al norte de Punta Arenas, en la Región de Magallanes, lugar que cuenta con excelentes recursos para la producción de energía eólica. Allí, esta energía renovable, generada mediante un aerogenerador de 3,4 MW, es utilizada para alimentar el proceso de electrólisis, que extrae el hidrógeno de moléculas de agua, y que se denomina “verde” por no generar emisiones de carbono durante su producción. El hidrógeno obtenido luego es llevado a una planta química donde se combina con CO2 extraído de la atmósfera para producir combustibles sintéticos “carbono neutrales.”
“Cuando me integré a este nuevo equipo de hidrógeno verde en la compañía, ‘Haru Oni’ estaba en una fase muy inicial, y había mucho que aprender porque era un campo totalmente nuevo en el que la misma compañía no tenía experiencia previa. Tomé el rol de liderar la parte técnica del proyecto por parte de Enel con el principal foco de adquirir la mayor cantidad de conocimiento técnico posible y difundirlo dentro de la compañía para enfrentar nuestros futuros proyectos de hidrógeno, los que serán a mucho mayor escala, y trabajando de la mano con el área de hidrógeno verde de ‘Business Development’, quienes son los responsables de desarrollar todo lo que los proyectos necesiten previo al inicio de su construcción”.
Para Pablo, adaptarse a los giros de su carrera laboral ha sido un proceso que no le ha costado mucho. Pasar de diseñar y construir centrales de generación térmica, a enfocarse en el diseño y ejecución de una innovadora planta donde se genera hidrógeno verde, ha sido un proceso de metamorfosis positivo en el que Pablo agradece las herramientas aprendidas durante sus años de formación como ingeniero, aplicando estructuras y metodologías de trabajo similares para diversas situaciones y problemáticas.
Sin embargo, los futuros proyectos de hidrógeno verde que está desarrollando la compañía en Chile, representan grandes desafíos, tanto para Pablo como para toda la compañía, porque serán de una escala mucho mayor y con importantes requerimientos de energía renovable y agua, siendo además necesario considerar estrictos aspectos de diseño en términos de seguridad para la construcción y operación de esta tecnología. Por ejemplo, el hecho de que el hidrógeno sea un elemento químico muy pequeño y liviano, lo hace muy propenso a fugarse de estanques y tuberías, lo que obliga a buscar soluciones que impliquen tanto materiales como medidas de seguridad mucho más estrictas y rigurosas que las usadas en proyectos tradicionales de generación térmica convencional.
Un camino de transformación
Para su familia, el camino recorrido por Pablo ha sido una experiencia positiva y el tema del hidrógeno verde les parece muy interesante, más aún en comparación con los años de trabajo que pasó junto a la generación termoeléctrica.
“De hecho, antes mis amigos me molestaban y me decían ‘tú estás contaminando el planeta con las Carboneras’, pero hoy siento que estoy aprovechando la oportunidad para resarcir un poco los efectos negativos que pudo haber generado el desarrollo de tecnologías a base de combustibles fósiles.”
Sin embargo, Pablo recalca que en el tiempo en que se construyeron las centrales térmicas eran una necesidad y para entonces el carbón era la tecnología más conveniente, rápida y económica para generar la cada vez mayor cantidad de energía que Chile requería. De hecho, los procesos de construcción, operación y mantenimiento de las centrales termoeléctricas fueron una excelente escuela para todos los profesionales involucrados, que ahora pueden partir de esas bases para enfrentarse a las innovaciones y desafíos que trae el desarrollo de nuevas tecnologías.
Hoy Pablo se declara “muy entusiasmado” con las proyecciones a futuro, si todo sale como se espera, los avances de la industria del hidrógeno verde traerán décadas de trabajo asegurado. Ya le es muy claro que los proyectos asociados a esta tecnología serán de largo aliento y que cuando llegue el tiempo de jubilarse, vendrán jóvenes profesionales a continuar enfrentando este desafío, aprovechando todo el conocimiento y experiencia que él les podría traspasar.
“Hoy en día mi trabajo es muy gratificante, sé que estoy siendo parte de un proyecto que aportará mucho no sólo al negocio sino al medio ambiente y a las generaciones siguientes. Como estamos desarrollando algo nuevo, nadie tiene respuestas a muchas de las interrogantes y eso nos lleva a estudiar e investigar mucho, generando conocimientos que nos beneficiarán a todos”.
Las tareas del día a día, solucionar las urgencias y cumplir los objetivos inmediatos hacen que Pablo olvide por momentos la trascendencia y el impacto que este proyecto tendrá para la historia de Chile y reflexivo, confiesa que comenzará a recordar con más frecuencia, a sí mismo y a su equipo, que con el desarrollo de su trabajo se está creando el futuro de la energía y que éste impactará la realidad de nuestro país comenzando en esta década y dentro de al menos 20 o 30 años más.