“Yo creo que la mayoría aceptó reconvertirse y, sin duda, van a cumplir sus nuevas funciones de la mejor manera, porque la escuela que tuvimos en la central termoeléctrica permite que podemos desempeñarnos en cualquier parte.”
El fin de una era
A sus 40 años, Michael recuerda su paso por las instalaciones en Coronel, desde que llegó en 2009 para cumplir con el cargo de operador térmico de la Unidad 1 y posteriormente cuando asumió labores de puesta en marcha y operación de la segunda central del complejo. “Mi trabajo consistía en controlar los parámetros de la operación de las instalaciones y los equipos que estaban en servicio. Además, analizábamos el impacto económico de la operación para mantenerlo dentro de los límites técnicos”, explica y agrega que “Bocamina era como una familia para mí. Todos pensábamos que íbamos a jubilarnos en la planta, porque eran instalaciones nuevas”, indica.
Con menos de 10 años de funcionamiento, la central tuvo un proceso de cierre voluntario anticipado que dio fin a la generación térmica a carbón de Enel en el país. Pese a la nostalgia, Michael valora que el proceso de descarbonización es la mejor opción que se pudo tomar desde una perspectiva medioambiental y social. “Dedicarse a las energías renovables, sumado a que más adelante llegarán las baterías de almacenamiento en parques solares y eólicos, permitirá dejar de sacrificar el tiempo del planeta para las futuras generaciones”, señala.
Los beneficios de una transición energética justa
Previo a ingresar a Enel Green Power, Michael ya tenía conocimientos en cuanto a la energía solar, porque realizó un diplomado, cuando aún no eran instalaciones tan masivas. Si bien actualmente se desempeña en esa área de la generación de energía, definiendo las actividades de mantenimiento para los equipos de todos los parques fotovoltaicos de la empresa, también ha tenido que estudiar otras tareas en sus nuevas funciones.
“Fueron 13 años que pasé de un trabajo que ya tenía mecanizado a estudiar algo nuevo. Acá he recibido todo el apoyo para poder adaptarme de la mejor manera.”
Michael saca cuentas alegres sobre una decisión que le cambió la vida. Pasó de tener una jornada laboral de 12 horas presenciales, con un sinfín de requerimientos para la operación de Bocamina II, a un sistema híbrido, hasta hace unos meses desconocido para él. Actualmente, trabaja ocho días al mes en forma presencial en el edificio de Enel Chile en Santiago o en terreno en las distintas plantas fotovoltaicas instaladas en Antofagasta y Atacama. El resto del mes lo hace de manera remota en su casa en Concepción, sin tener la obligación de haberse alejado de su familia. “Uno ve esos detalles y te convences de que caíste en una parte donde te dan ganas de seguir aportando y de seguir trabajando. Te pones más la camiseta. Estoy disfrutando todo lo que está pasando en mi vida, viendo el vaso lleno de todo lo que viene”, resalta. Además, se evita un traslado diario de una hora y media desde su casa a Bocamina. “Hasta eso me benefició”, agrega.
De Concepción de toda la vida y padre de tres hijos, este fanático de Fernández Vial destaca el recibimiento que ha tenido en el equipo solar de Enel Green Power y valora el proceso de reconversión laboral que diseñó la compañía para el futuro de sus colaboradores, como un ejemplo a tomar por otras organizaciones en el país.
“Yo antes de Bocamina venía de otra empresa, en la que, si se terminaba algo, te ibas con lo que te corresponde, no había nada más. Otras compañías podrían tener las mismas consideraciones que tuvo Enel Chile con sus trabajadores, porque las personas tienen familias y responsabilidades”, cierra Michael.