Ideas ingeniosas que cambiaron el servicio eléctrico en Santiago

Published on miércoles, 7 septiembre 2022

Del cobro a domicilio al pago electrónico

“Hola, ¿cómo está? Vengo a realizar el cobro de su cuenta de luz”. Esta debe haber sido una frase conocida para los capitalinos que vivieron en la primera mitad del siglo XX. Fue hasta 1952 cuando los casi 300 mil clientes de Chilectra (ahora Enel Distribución) cancelaban en sus hogares su consumo mensual de electricidad, para lo cual recibían la visita de la unidad de cobranza personalizada de la compañía. Este sistema -impensado en la actualidad- se fue suprimiendo poco a poco, en especial cuando se estableció la primera oficina de recaudación, en la calle Arturo Prat. Este inédito modelo para su época dio resultados y comenzó a expandirse a sectores con mayor cantidad de clientes, agilizando y flexibilizando el pago de la luz.

Sin embargo, este sistema presencial no tenía la instantaneidad a la que estamos acostumbrados en la actualidad. “Uno iba a cancelar y el pago quedaba registrado en el sistema uno o dos días después. Teníamos un desfase en la actualización de la información comercial del cliente y esto traía problemas en aquellos que estaban afectos a cortes de suministro por deuda, entre otros”, comenta María Luisa Sagredo, Jefe de Área de Cobranza y Recaudación de Enel Distribución, quien destaca que el año 2013 se cambiaron los softwares de las oficinas para permitir el cobro en línea, con el pago reflejado al instante en el sistema comercial. “Pasamos de un sistema con mucha manualidad a uno automatizado, que disminuyó varios problemas que teníamos de cara al cliente”, añade Sagredo.

Antes de la pandemia, ya había una tendencia hacia el crecimiento de los pagos online, la cual se aceleró en los últimos años. Hoy, el 78% de la recaudación de Enel Distribución se lleva a cabo en forma digital, en su gran mayoría a través de la página web www.enel.cl, aunque aún existe alta cobertura presencial, con más de 3 mil puntos disponibles de cobradores externos en supermercados y centros de pago.

“Nuestro foco es que el cliente pueda pagar desde donde estime conveniente, en forma rápida y confiable, para que así podamos cumplir con nuestros compromisos de entregar un servicio de calidad.”

– María Luisa Sagredo, Jefe de Área de Cobranza y Recaudación de Enel Distribución

Cambio de hora frente a la sequía

Los horarios de verano y de invierno, cuando se adelanta o retrasa una hora el reloj, es conocido para los chilenos. Pero cuando la idea se planteó en 1968 causó risas entre las autoridades, que inicialmente no ponderaron la importancia que tendría esa decisión para sobrellevar la extrema sequía de la época, la más fuerte que vivió nuestro país en el siglo pasado.

En los años 60, Chile se abastecía de electricidad principalmente con energía generada en centrales hidroeléctricas. Sin embargo, la falta de lluvias tenía los embalses en su cota mínima, lo que trajo un estricto racionamiento decretado por las autoridades. El dramático escenario se traducía, por ejemplo, en que se alumbraba solo un costado de las calles, y existía la prohibición de regar o de llenar piscinas.

El horario peak de demanda de energía se registraba entre las 19:00 y las 20:00 horas, cuando se encendían las luces en las casas y se iluminaban las vitrinas de los negocios. Debido a esto, se propuso extender el racionamiento nocturno, iniciativa que no convencía al, en ese entonces, ingeniero de Chilectra (ahora Enel Distribución), Edinson Román, cuyo testimonio se puede encontrar en www.revoluz100.cl.

“Dejar sin alumbrado público las calles, cárceles, hospitales, clínicas, era una barbaridad y un costo social enorme”, explicó en un video testimonial que se puede encontrar en la plataforma multimedia.

Afligido por la inminente medida que se avecinaba, Edinson pensó que si se adelantaba la hora, el comercio tendría que cerrar antes. “Con un papel milimetrado en mi casa hice unas curvas de demanda con el horario normal y un horario desplazado, y vi que la idea era maravillosa. Llegué el lunes a la reunión, con el ánimo de comunicar al Presidente de la República que había que racionar de noche, y dije: hay que cambiar el horario civil. Se rieron, pensaron que era una broma”, rememora el ingeniero sobre una medida que en sus inicios produjo extrañeza, pero que al transcurrir los días pasó a ser atractiva, porque las personas se dieron cuenta de que podían llegar a sus hogares antes del atardecer. “Esto le permitió a la gente vivir un poco más”, destaca el profesional.

Esa medida, adoptada el 2 de noviembre del 68, continúa aplicándose hasta la actualidad entre los meses de septiembre y marzo.

Postes salvavidas

Hasta los años 80, los postes del tendido eléctrico eran de madera. Su rol esencial para distribuir electricidad a los distintos clientes en la ciudad se veía amenazado a diario por accidentes de tránsito o efectos climáticos adversos que podían afectar el suministro. Por eso, buscando evitar posibles adversidades, la empresa comenzó un proceso de recambio de postes, pasando de la madera al hormigón. ¿El problema? Ricardo Miranda, exejecutivo de la compañía, también compartió su testimonio con Revoluz100. En el video disponible en el sitio web, recuerda que la composición de los postes significaba un peligro en el caso de producirse choques. “Si una micro chocaba, se quedaba ensartada. La gente fallecía con el golpe seco”, explica.

Con el pasar de los años, se logró desarrollar nuevas tecnologías que permitieron perfeccionar los postes, haciéndolos duraderos y resistentes, pero flexibles a choques, para que no sean un peligro para conductores y pasajeros.

En 2021 se dio un nuevo paso en su confección: Enel Distribución se transformó en la primera compañía en Chile en desarrollar un sistema para reciclar y reutilizar materiales. El proyecto busca hacerse cargo de los 4 mil postes de hormigón que se dan de baja cada año, integrando a la operación de la compañía procesos más sostenibles y circulares, reduciendo residuos y la huella de carbono que se genera al producir postes con áridos extraídos para cada ciclo de vida. El proyecto pretende reutilizar casi 4.900 toneladas de hormigón y 225 de acero.