“Chile efectivamente ha avanzado en la incorporación de mujeres en carreras asociadas a las STEM (sigla en inglés que agrupa a las Ciencias Básicas, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas), pero los datos muestran que en la práctica falta aún para que como país alcancemos las cifras promedio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).”
La participación de mujeres en el sector energético chileno es del 23%, según datos del Ministerio de Energía de 2020. En cargos de directorios es el 25%, mientras que en las gerencias de primera línea es del 18%, según el diagnóstico realizado por la consultora Mtalent en 2021 con el apoyo del mismo Ministerio.
Aunque en el sistema educacional chileno no existen impedimentos por género en el acceso a cualquier área de la enseñanza, las mujeres continúan descartando insertarse en áreas STEM. Esto se debe a que “particularmente en el sistema escolar se reproducen estereotipos de género que hacen que ciertas profesiones se categoricen como esencialmente “masculinas” o “femeninas” y que operan como determinantes al momento de decidir una carrera”, según la organización ComunidadMujer.
Además, ocurre que cuando las mujeres deciden estudiar una carrera técnica, “no continúan al área más de terreno y generalmente hacen postítulos del área social”, relata Karla Sepúlveda, Environmental Officer Sr., quien se desempeña como encargada de medio ambiente en el parque fotovoltaico “Azabache” de Enel Green Power Chile, cargo al que llegó cuando el proyecto, que se ubica cerca de la ciudad de Calama, comenzó su construcción hace aproximadamente un año. “Llegué a un equipo compuesto principalmente por hombres, había 3 mujeres en un equipo de 20 personas”.
Karla, de 33 años, desde los 15 se interesó por el cuidado del medio ambiente, cuando era un tema del que no muchos hablaban. Tras trabajar en consultorías en Santiago decidió que la mejor manera de cuidar la biodiversidad era estando en terreno, por lo que se impulsó a construir proyectos mineros, para luego trabajar en la construcción de proyectos renovables con Enel Green Power Chile.
“Yo creo que la misma experiencia laboral a uno la fortalece. Yo tengo un cargo que en ocasiones implica detener la maquinaria y el avance constructivo, si hay algo que puede generar un daño ambiental, entonces hay que ser bien ruda”. Agrega que aún prevalecen algunos estereotipos en la industria. “Nosotras estamos en constante evaluación silenciosa, porque todos están esperando a que fallemos, pero uno no lo hace”, relata Karla desde su oficina en el desierto de Atacama.
La diversidad como ventaja competitiva
Hace 10 años Giada Reina llegó a Chile desde Italia por una empresa vitivinícola que se instaló en el país. De profesión ingeniera comercial, hoy es Responsable de Planificación y Control para Enel Generación Chile, cargo que asumió en febrero de 2022, tras tres años en la compañía.
Durante su carrera, Giada ha podido corroborar que “hoy en día hay un cambio de valores, estamos apreciando el trabajo en equipo más que en una forma estructural antigua, vertical. Trabajamos más en red y esa es una forma muy del estilo de trabajo de las mujeres, esto de apoyarse, de contactarse, de charlar, es construir relaciones personales entre colegas y por ende tener una base de trabajo más profunda”.
Para Paola Carrasco, “la diversidad de género aporta en lo concreto miradas distintas (...) existe un sesgo cultural, a la mujer le enseñan a conversar y a trabajar más en lo social y al hombre le enseñan a no conversar tanto, si no que trabajar más en lo técnico, y desde ahí hoy día se genera este aporte de valor cruzado que es lo que hay que aprovechar”.
La diversidad es un aporte que también puede ser visto como una ventaja competitiva para cualquier empresa. “Los equipos diversos son un valor para las empresas, que mejoran sus resultados y al mismo tiempo generan crecimiento económico”, según un reporte elaborado por el Ministerio de la Mujer en conjunto con Chile Mujeres.
Liderazgo de mujeres en el sector energético
Para Giada alcanzar los objetivos de una empresa es importante, pero también lo es el proceso, y es ahí donde la incorporación y el desarrollo de las mujeres puede generar ese cambio. Es por esto que, junto a otras cuatro colegas de Enel Chile y sus filiales, crearon la comunidad “Woman Innovation Lab” de Enel, un espacio para el empoderamiento y desarrollo profesional de mujeres dentro de la empresa.
El año pasado realizaron su primer Programa de Mentoría, donde entre sus 22 participantes también se encontraban Karla Sepúlveda y Paola Carrasco.
A través de charlas y capacitaciones, más de 130 mujeres de distintas áreas de la compañía participan de la comunidad, la cual tiene 3 objetivos principales: Aprender a Innovar, el Desarrollo Profesional y el Desarrollo de Liderazgo en sus participantes. Así, permitiendo la creación de espacios como éste, se contribuye a visibilizar dentro de las instituciones el valor del aporte de las mujeres en la industria.
Igualmente, Enel mantiene metas concretas en equidad de género. Estos compromisos se reflejan en los diferentes países donde Enel opera a través de la paridad en los procesos de reclutamiento, el potenciar el desarrollo profesional y el aumentar el número de mujeres en cargos de liderazgo, en especial los de mayor responsabilidad como su participación en los distintos directorios. El objetivo es convertir a Enel en un buen lugar para trabajar, a través de una cultura de respeto, libre de cualquier tipo de acoso y en donde es posible compatibilizar la vida laboral con la personal, especialmente la maternidad.
Por otra parte, para avanzar es fundamental crear programas de incentivos en la etapa escolar para que más niñas descubran y estudien carreras STEM.
“Para aumentar la participación en las compañías tiene que aumentar la base, si tienes pocas profesionales de una determinada carrera, aunque tú presiones al gerente para que contrate más mujeres, él no tendrá candidatas para contratar”
Una manera de incentivar esta participación es que las estudiantes vean referentes de su mismo sexo dentro del ámbito académico, especialmente en disciplinas que han estado históricamente masculinizadas. Para Paola Carrasco estos referentes de éxito deben ser “aterrizados al mercado chileno”, hablarles de una “realidad cercana y construir así un discurso de futuras posibilidades que ellas puedan apropiar”.
“Mis posibilidades estuvieron marcadas por hombres visionarios, que tomaron la decisión de nombrar a la primera mujer Jefa de Unidad, a la segunda mujer profesional en toda la Gerencia de Ingeniería. Ellos vieron la posibilidad que había en un profesional sin rostro al que le querían dar crecimiento, estuvieron dispuestos a ver que la paridad de género es positiva, en la medida en que trabajemos aportando cada vez más y no solamente conformándonos con el logro obtenido. Años más tarde, en 2020 fui la primera mujer nombrada en una posición gerencial en el área de Infrastructure & Networks Chile, y si bien este cambio ha sido más lento que en otros países de la región, solo un año más tarde ocurrió el segundo nombramiento, esto significa que las posibilidades y la voluntad al cambio existen y se están generando a mayor velocidad que hace 15 años" agrega Paola.
Las visiones de Karla, Paola y Giada sobre el futuro en la igualdad laboral son semejantes, concordado en que el momento de actuar es ahora. “Lo que hagamos hoy va a tener tremendo impacto en el futuro, o sea, si una mujer ingresa a estudiar ingeniería eléctrica, en 15 años puede ser la supervisora de operación y mantenimiento de 10 parques solares, a eso tenemos que llegar”, asegura Karla.
“No hay que dar por sentado que exista paridad, me gusta pensar en que tenemos que seguir trabajando para ganarnos el espacio en lo que hacemos, para seguir aportando valor, para hacer que nuestros pares sientan que la paridad de género es un aspecto positivo del crecimiento del país y de las empresas”, concluye Paola.