“Pareciera no ser mucho, pero para una superficie terrestre muy plana al nivel del mar, puede inundar muchísimo. El estudio nos dejó tres mensajes muy potentes: medio grado cuenta, cada año importa y cada decisión cuenta. Estos han cambiado la narrativa de los que trabajamos en cambio climático y espero que el de todas las personas, en general, sobre este tema.”
El informe del IPCC es claro en señalar que para limitar el calentamiento de la tierra a 1,5°C es necesario que las emisiones de dióxido de carbono producidas por el hombre disminuyan en un 45% para 2030, buscando llegar a 2050 con la meta de cero neto. “La evaluación de riesgo de lo que produce el cambio climático ha ido evolucionando en el tiempo y nos hemos dado cuenta que fuimos conservadores en pensar lo que significaba este tema para nosotros”, puntualiza la científica del Comité Presidencial de la COP25.
El síntoma de una enfermedad
Estudios muestran que el calentamiento global comenzó hace más de 180 años, con el impacto que generó la revolución industrial en el clima. “Yo creo que hay que darse cuenta de que el calentamiento global es un síntoma. Cuando uno está enfermo, se toma la temperatura, y si esta sube uno sabe que se está enfermando más. El calentamiento global es un síntoma de una crisis muy profunda. Es una crisis de cómo hemos pensado el desarrollo en los últimos 200 años, cuando encontramos estos combustibles fósiles fantásticos y pensábamos que el mundo era infinito, pero nos damos cuenta que ahora, evidentemente, es finito”, comenta Rojas.
Para la climatóloga, con el pasar de los años, las industrias se han basado en una economía lineal, de competencia, donde los profesionales “solo ven una parte de la historia”, por lo que hay que realizar cambios profundos para lograr frenar el cambio climático.
“Requerimos de cambios en una escala que no tiene precedentes. Vamos a tener que reducir emisiones en todos los sectores. Tenemos que hacer un cambio muy profundo que va desde cómo educamos y cómo formamos profesionales.”
Maisa agrega que le gustaría ver que la transformación en el sector energético chileno signifique otros cambios sociales, económicos y ambientales. “Han sido un muy buen ejemplo a mi parecer. Hace cinco años atrás, pensábamos que quizás podía transformar la matriz renovable a 2050 en un 80%. Las cosas han cambiado de manera mucho más acelerada y rápida”, destaca.
COP25, un éxito para Chile
La primera quincena de diciembre, la COP 25 inundará a Chile de conciencia medioambiental. “Esta cumbre ya ha sido un éxito. El hecho de que se esté hablando de cambio climático es una transformación para el país. Y que hablemos de carbono neutralidad para 2050 también lo es, porque va a determinar lo que va a ocurrir en los próximos 30 años en Chile. ¿Cómo llegamos a esos logros? Es una pregunta un tanto abierta, pero es un desafío que yo encuentro fascinante, donde todos vamos a tener que aportar”, dice Maisa Rojas.
La científica llama a la acción, porque el que se haya tomado conciencia sobre el cambio climático es un paso, pero aún queda trabajo por hacer, y hay que establecer este tema como el principal que se desarrollará en los próximos años.
“En Chile, sería un fracaso que el 15 de diciembre uno vaya en la calle y pregunte qué es la COP y que la gente no sepa. Compartir y poner el cambio climático en el centro de atención es crítico, porque esto no lo va a solucionar la ministra en su oficina en el centro de Santiago, sino que requerirá de un apoyo de todos nosotros.”