Cristián González (38) llega todos los días en su auto a Enel, donde un guardia lo ayuda a subirse a su silla de ruedas. Trabaja hace 10 años en la compañía, en el área de Monitoring Room. “Somos un staff que le da soporte al mantenimiento de las plantas y así logramos que operen mejor, entregando mayor eficiencia a las centrales termoeléctricas”, dice.
Hace 19 años, Cristián sufrió un accidente automovilístico. “El auto quedó hecho añicos y nos pudimos haber muerto los cuatro que estábamos ahí, pero por algo pasan las cosas, por algo estoy acá. Estuve un mes acostado sin poder moverme de esa cama”, recuerda.
Afirma que tras el accidente, su vida cambió, pero no perdió el ánimo y comenzó inmediatamente su rehabilitación en la Teletón, que le abrió sus puertas. “Tuve la suerte de poder entrar a la Teletón y el proceso de rehabilitación se dio súper rápido. En el fondo, puse mucho de mi parte, y cuando se dan esas dos cosas en las que tienes todas las condiciones y las ganas de rehabilitarte, superas todo súper rápido”, explica Cristián, siempre con una sonrisa.
Hoy, quiere devolverle la mano a la Teletón y aportar para que sean muchos más lo que, como él, puedan rehabilitarse ahí. Es así como por estos días, se convirtió en team leader y coordina a los embajadores de las distintas empresas de Enel, con el fin de apoyar la organización de las actividades para recaudar los fondos que aportarán los trabajadores de la empresa al evento. Cristián está feliz, porque este año Enel será auspiciador oficial de la Teletón, que se realizará el próximo 30 de noviembre.
Esta calendarización de actividades y la recaudación de fondos las combina con sus labores diarias, donde el hecho de que esté en silla de ruedas no es un tema. Él se mueve libre y cómodamente de un lugar a otro. “Mis compañeros se olvidan de que ando en silla de ruedas, porque hacemos juntos muchas cosas. Y, a veces, se les olvida que tiene que ser en el primer piso o que tiene que haber un ascensor”, señala.
Esta misma integración laboral, Cristián la lleva a todos los ámbitos de su vida, y es lo que muestra frente a una mesa de ping-pong. El tenis de mesa es su pasión y ha ido subiendo paso a paso en distintas competencias paralímpicas. “Partí con un bronce en los Odesur de Santiago 2014, luego, fui campeón panamericano en Costa Rica en 2017 y actualmente soy número 29 del mundo”, puntualiza con orgullo.