“Está buena la nueva máquina”, comentaban los pasajeros a fines de 2017 cuando comenzaron a circular los dos buses eléctricos en el recorrido 516 que une las principales arterias de Maipú, Pudahuel, Lo Prado, Estación Central, Santiago, Ñuñoa, Peñalolén y Providencia. La diferencia era significativa: asientos acolchados, aire acondicionado, cargadores para smartphones, casi cero ruido y –lo más importante- cero contaminación.
A ocho meses de su puesta en marcha, la iniciativa ha sido calificada como un éxito por los propios usuarios, que en una encuesta realizada por el ministerio de Transportes le pusieron en promedio nota 6,3 a los buses eléctricos. Ahora viene el segundo paso. En octubre de 2018, la alianza entre Enel X, Enel Distribución y la empresa china BYD traerá 100 nuevos buses para incorporarlos a la red de transporte público de la capital. Será un hito a nivel planetario, porque Chile se transformará en el segundo país con mayor cantidad de buses eléctricos después de China. Estas máquinas -al igual que las dos del recorrido 516 en la actualidad- serán operadas por Metbus y permitirán la implementación en avenida Grecia del primer Electrocorredor de Latinoamérica.
El desafío es grande: los e-buses subirán pendientes, recorrerán más de 200 kilómetros diarios y cada uno transportará cerca de 1.000 personas cada día. Y las ventajas también son inmensas: los costos operacionales bajarán en un 70% -solo en combustible caerán de $350 por kilómetro a $70- y evitarán la emisión de CO2 equivalente a 33 autos por cada bus. Santiago avanza rápido hacia un transporte público cero contaminación.