El agua salada del mar entra con fuerza en la cubierta del bote con cada ola que arremete contra la embarcación. El día está parcialmente nublado con un viento helado que obliga a entrecerrar los ojos, a la distancia se divisa la variedad de verdes profundos que caracterizan al sur de Chile y gaviotas persiguen el bote que se encamina hacia los corales de aguas frías, donde la Fundación San Ignacio de Huinay investiga la flora y fauna del lugar y en donde se descubren nuevas especies constantemente.
Los tripulantes revisan tanques de oxígeno, se ayudan unos a otros para cerrar los ajustados trajes de buceo y comienzan a ajustar las máscaras acuáticas. Entre ellos hay dos mujeres que se asisten mutuamente: mientras una ajusta el chaleco salvavidas, la otra revisa que los reguladores funcionen correctamente. Céline Cousteau y Vreni Häussermann conversan sobre lo que esperan ver en este viaje a las profundidades marinas, hablan de moluscos, distintos tipos de coral y microorganismos desconocidos para el resto del mundo, pero que en este lugar abundan.
Céline es nieta del famoso explorador marítimo Jacques Cousteau y su misión es producir documentales que muestren la variedad de flora y fauna en los distintos ambientes acuáticos del mundo. Chile era una parada obligatoria y uno de los lugares más importantes de “Céline Cousteau, the adventure continues”, el trabajo más reciente de la francesa, que está en producción y en el que aborda la historia humana detrás de los proyectos de preservación marina.
Llega el momento de ajustar las aletas y Vreni comenta que la visibilidad del agua está en un buen punto para observar el coral, todos asienten a las palabras de la científica. Vreni lleva años al mando de la Fundación San Ignacio de Huinay, es la primera mujer chilena en ganar el Rolex Award for Enterprise y fue premiada por descubrir, explorar y proteger los fiordos de la Patagonia chilena, a través de sus programas de investigación sostenible y preservación de ecosistemas marinos.
Cámaras encendidas, toda la delegación espera flotando en el agua. Vreni y Celine se dan un último “ok” a través de la simbología propia del buceo y comienza el descenso a un mundo desconocido, donde tal vez se encuentran las respuestas a algunos de los misterios de nuestro planeta.