Son las 8:00 a.m. y en Santiago la vida ya toma el curso de un día de semana normal: las calles están cada vez más llenas de gente, los vendedores ambulantes anuncian sus productos, mientras los niños caminan apurados junto a sus padres para no llegar tarde a clases. Los paraderos de buses del Transantiago no se eximen de esta corriente y los usuarios esperan a sus respectivos recorridos sumergidos en sus propios mundos, concentrados en sus celulares, mientras diferentes tipos de música se escapan de los audífonos de algunos.
Carlos de 33 años, es cantante callejero y su escenario son los buses del Transantiago. Leva su guitarra amarrada, ropa negra sencilla y un sombrero con un par de plumas insertadas en el costado. Su repertorio consiste en un repaso por el folklore chileno y latinoamericano junto a una guitarra dramática y una voz que recuerda a los boleros del pasado. Carlos espera todos los días la 516, que desde Avenida El Descanso, atraviesa las comunas de Peñalolén, Ñuñoa, Santiago, Estación Central, Maipú y Pudahuel.
El bus apenas se siente llegar, las puertas se abren y el sonido de las tarjetas Bip llenan el ambiente. Carlos sube y saluda al conductor, se conocen desde hace un tiempo, “está buena la nueva máquina” le comenta antes de irse a su sector desde donde empieza a afinar su instrumento. Comentarios como ese también comienzan a surgir desde algunos usuarios que no sabían que su recorrido había cambiado el ruidoso bus al que ya estaban acostumbrados.
Y es que el recorrido 516 tiene dos nuevos buses, que son parte de la revolución de la movilidad eléctrica en Chile. Impulsado por el Ministerio de Transporte en conjunto con las empresas ByD, Enel Chile y Metbus, las máquinas comenzaron a funcionar desde los primeros días de noviembre y son un ejemplo de la tecnología aplicada en el transporte público: mayor capacidad de pasajeros, aire acondicionado, cargadores para celulares y wifi gratis. Estos, son la primera camada de buses que en el futuro llegará a las 90 unidades circulando por la ciudad de Santiago, aportando a la descontaminación de la ciudad y generando consciencia ambiental en los usuarios.
“Si me quiere mucho poquito nada…” es el clásico de Violeta Parra que Carlos entona a su público sacando sonrisas, que le dan pie para empezar “La Consentida” mientras le pide a la persona que está a su lado que le ponga a cargar el “tarro”. La 516 ya va en pleno centro y el grueso de los pasajeros comienza a tocar el timbre para descender del bus. Carlos se adelanta al movimiento de la masa y comienza su discurso final para despedirse de su escenario y del público que lo acompañó. “Si no tiene una moneda regáleme una sonrisa pa’ que la vida sea más feliz, y démosle gracias a tío chofer que nos trajo sanos, salvos y fresquitos en este bus”, la gente le devuelve sonrisas y un par de monedas. Baja en el paradero y ya saluda desde lejos a su otro recorrido regular, mientras la 516 sigue su trayecto más silencioso, limpio y agradable para el público.