La abultada derrota 19-1 sufrida por el representativo de Renca en su primer partido de la Copa Enel 2017, ante Pudahuel, definitivamente no fue el resultado que esperaba el plantel renquino.
Y aunque la resonante derrota podría mermar el ánimo de cualquiera, el equipo comenzó ese mismo día a dar vuelta la página.
“No fue el debut que queríamos, pero nos queda la tranquilidad que le metimos todo, jugamos con ganas... hicimos todo lo que pudimos. Quizás por ser el primer partido estábamos nerviosas, pero ya nos estamos preparando para el próximo encuentro. La fe está intacta”, asegura Rose Murat.
Es que esta espigada defensa de origen haitiano tiene una resiliencia envidiable, esa que ha forjando con el paso de los años y las pruebas que ha debido superar, portiendo por tener que dejar su país hace tres años para probar suerte en Chile.
“En un comienzo no fue fácil porque no hablaba el idioma, y eso hizo que me costara un poco el colegio, pero poco a poco me fui acostumbrando a conocer a las personas y hoy puedo decir que me ha gustado”, comenta la jugadora de 15 años.
Y aunque asume que “estar lejos de mi familia es duro porque es un nuevo proceso”, de todas maneras sabe que es un sacrificio que debe realizar en post de un mejor futuro.
Esto porque Rose aspira alto en todo lo que hace, ya sea en su vida académica como deportiva, pues no se achica al asegurar que pese al traspié sufrido en el debut, sigue soñando con levantar el título del campeonato de baby fútbol más importante del país.
“Ojalá podamos seguir adelante en esta copa que me ha gustado bastante, me gustaría seguir jugando en el futuro, pero también tengo otras aspiraciones. Tengo muchos sueños, quiero estudiar medicina y, ojalá, poder seguir jugando fútbol mientras tenga la posibilidad”, comenta.
“Estar en Chile ha sido una linda experiencia, me ha gustado. En los tres colegios que he estado me han apoyado, nunca me han molestado, siempre he tenido el apoyo de todos”, complementa.
Además el país le ha permitido a Rose desarrollar y potenciar su pasión por el fútbol, pues según recuerda “antes de llegar a Chile ya jugaba, pero no tanto. Cuando llegué supe que podía practicar más seguido y me motivé en participar, en preguntar por los equipos”.
“Chile es un país solidario, las personas que me han tocado han sido todas muy buenas”, finaliza esta espigada defensa que sueña con ganar la Copa Enel y hacer realidad la ilusión de estudiar medicina.