La goleadora y referente del equipo de Ñuñoa participa por tercera y última vez en la Copa Chilectra, y espera despedirse con el título que le ha sido tan esquivo a ella y a su equipo. Por fe no se queda.
Es cosa de ver jugar a Geraldine Riffo para darse cuenta que la capitana de Ñuñoa disfruta jugando fútbol. Toma el balón, encara, habilita y hace goles siempre con una sonrisa en la cara… Es lo que disfruta, lo que ama.
Más aún cuando entra a la cancha a disputar la Copa Chilectra. No sólo porque asegura le gusta el campeonato, sino porque el torneo de baby fútbol más importante del país se ha transformado en una verdadera obsesión para la habilidosa jugadora.
Y cómo no, si la edición 2015 del torneo es la tercera vez que participa, pero nunca ha logrado cumplir su sueño de levantar la copa, situación que confía cambie este año.
“Esta es mi tercera Copa Chilectra y esta sí que la ganamos. Tengo mucha fe en que vamos a ser campeonas, este es mi último año y quiero despedirme en lo alto. La tercera será la vencida”, asegura.
Y Geraldine y sus compañeras de Ñuñoa comenzaron bien en su lucha por la corona, pues en sus dos primeros encuentros lograron sendas goleadas (25-2 a Lo Barnechea y 16-1 a La Reina) y ella se matriculó con 17 de los goles conseguidos que les permitieron meterse a los octavos de final del campeonato.
“Estamos felices, ya dimos el primer paso pero ahora vamos por más”, asegura la jugadora quien reconoce que en sus tres años en el torneo ha logrado una gran evolución en su juego.
“Técnicamente hemos mejorado mucho, el primer año era todo más complicado, pero lo más importante es que somos muy unidas y así se saca adelante el equipo”, finalizó.